El entrenador cántabro no triunfó de celeste
Tony Fernández [ La Voz de Almería ]
José María Salmerón y Quique Setién en el banquillo del Poli [ Archivo La Voz ]
Gabriel Hidalgo lo presentó como el entrenador del futuro en el fútbol español. Quique Setién llegó al banquillo de Santo Domingo en el verano de 2003 y su relación acabó un 17 de noviembre cuando dos derrotas consecutivas dejaron al equipo en manos de José María Salmerón.
El Poli tenía buen equipo para esa temporada y Setién no entró con buen pie en la competición. Su equipo hacía buen fútbol pero malos resultados y los aficionados primero y, los consejeros después, perdieron la calma y comenzaron a dudar de la eficacia del entrenador llegado del Racig.
En cada rueda de prensa de Setién se repetía lo mismo y los futbolistas no cambiaban. Se olvidaron de ganar en casa y fuera las cuentas no eran para dar viabilidad al proyecto. Así, tras una reunión con los profesionales el presidente decidió cortar la cabeza al entrenador y poner el equipo en manos de su segundo: Salmerón.
El finiquito de los líos
El entrenador cántabro no lo tuvo fácil para desligarse del Poli Ejido. El gerente, Juan Melero, llegó a manifestar en rueda de prensa que “Setién le debe dinero al Poli” mientras que los abogados y la Federación buscaban una salida.
Cuando llegó a El Ejido, Quique Setién, fue recibido como el más grande y a su despedida no fue nadie. Aquello fue un fichaje estrella que acabó estrellado y una experiencia en la carrera del ahora entrenador del Lugo que podrá contar a sus futbolistas como uno de los grandes peligros de la profesión de entrenador.
Setién no se esperaba este trago amargo en el Poli.
Setién pasó por el Poli de estrella a estrellado
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