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lunes, 12 de septiembre de 2011

Defender es abonarse al sufrimiento

Ximo Forner se anticipa a Sergio Molina

IGNACIO BALLESTEROS | PUERTOLLANO. IDEAL

El Poli Ejido trató de mantener su puerta a cero y se encontró con la derrota en la recta final
El Poli Ejido no pudo sacar nada positivo de su visita al estadio Ciudad de Puertollano en un encuentro en el que siempre sujetó bien a su rival, pero en el que sus ganas de defender más que de buscar la meta rival le acabaron condenando a una derrota postrera fraguada en las piernas de Pedro Díaz. El extremo, salido en la segunda mitad, sirvió dos balones al área preciosos para dos jugadas capicúas. La primera la empezó Guerra que sirvió a Antonio Moreno para marcar. La segunda, para que Antonio Moreno sirviera y fuera Guerra el que ajusticiara.
El Poli Ejido saltó al campo con la lección bien aprendida. Ahogó la línea de pase del Puertollano y le obligó a jugar en largo mucho más de lo que el conjunto azul quisiera, demasiado para lo que acostumbra. Apostó a Cantaruti entre los centrales y montó una línea de movilidad detrás de él, para tratar de armar contragolpes a partir de los robos en zonas peligrosas. La jugada le salió a medias. Ahogó la salida industrial, trabada y pesada desde los inicios, pero no consiguió cortar el vuelo de los locales, que se proyectaron hacia arriba siempre que pudieron. Lo hicieron, eso sí, armando transiciones mastodónticas, libres de velocidad, facilitando la labor a los defensas visitantes. Sólo sufrió el Poli Ejido al espacio, cuando Pizarraya y Fran Piera consiguieron librar a un juez de línea que, a pesar de cometer aciertos y firmar errores, hizo toda su labor con una lentitud que convertía cada decisión en sospechosa.

Sufrimiento
Pero sí sufrió el Poli, y sufrió a la espalda. La primera vez que el Puertollano ganó línea de fondo, Dani Miguélez salvó con la cara un despeje hacia puerta propia de Raúl Fernández. A pesar de que el Poli Ejido estuvo siempre bien colocado, las mejores ocasiones fueron para los locales. Durante toda la primera mitad, probaron al meta ejidense, que respondió siempre bien. Primero, con la mirada ante un disparo directo de Sergio Molina que se marchó por poco. Luego sacó manoplas, por este orden, a Guerra, Fran Piera y Guerra. Al final de la primera parte, el colegiado anuló un tanto a los locales, después de que Fran Piera centrara, según el auxiliar más allá de la línea de fondo, a la cabeza de uno de los atacantes azules.
En la segunda mitad, el encuentro siguió por los mismos derroteros. El Puertollano circulaba demasiado lento y el Poli Ejido estaba cómodo en la defensa, apostado atrás. El primer acercamiento, no obstante, fue para los almerienses, que pudieron marcar por mediación de Javilillo. Fue la mejor de los visitantes hasta que al final, con el partido ya decidido, Limones sacó una mano prodigiosa junto a la base del palo para poner el epílogo azul a la tarde.

Revolución
Los acercamientos, industriales. Consiguió Manolo Zúñiga revolucionar el equipo a partir de revolver el cajón. Lo hizo con nombres habituales, como Elton o Antonio Moreno, y un nombre inusual, Pedro Díaz. Suyos fueron los balones que acabaron decidiendo el partido. Antes, el Puertollano tuvo sus opciones. Dani Miguélez siguió con su recital ante la delantera industrial y le sacó un cabezazo precioso, abajo, picado a Emilio Guerra. Poco a poco, el partido entraba en esos minutos en los que cualquier error se penaliza y el juego local, lento toda la tarde, se volvió, no obstante, más seguro. El Poli rondaba el área, pero eso dejaba más espacio en el centro del campo para montar las jugadas.
Y con espacio, llegaron los goles. Cuando la hinchada estaba entretenida en un tumulto en la banda, el Puertollano anotó el primero. Pedro Díaz, que había pasado por la mediapunta y por la izquierda antes, templó desde la derecha al segundo palo. Se produjeron entonces dos movimientos, el de Guerra hacia el balón y el de Antonio Moreno hacia el espacio. El uno sirvió al otro con la cabeza, y el segundo se metió dentro de la portería con el balón.
El segundo tanto, parecido pero no igual. Fue Antonio Moreno quien marcó la diagonal al espacio y recibió al pie. Amagó con la llegada de Elton y se giró para tensar al segundo palo. Allí apareció la bota infalible de Guerra. Sentencia.
El Poli intentó maquillar en el alargue, pero se topó con Limones. Al final, el encuentro se le escurrió entre los dedos cuando aferraba algo positivo. Se le escapó un punto porque nunca creyó en la posibilidad de un premio mayor. Al Poli Ejido le derrotó su falta de fe.
Defender es abonarse al sufrimiento :: Ideal

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